La orden de san Juan de Dios, dedicada al cuidado de enfermos, tenía su modesto convento en la actual calle Álvarez Hazaña. Sus miembros tuvieron un papel destacado en la atención sanitaria durante la epidemia de peste de 1649 que asoló la población. Algunos de aquellos frailes (Fajardo, Francisco Marín) aún son recordados en el callejero de Utrera.
Grabado del antiguo Convento del Corpus Crhristi dibujado por Diego Neyra